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Amelia Tiganus: "No podemos llamar clientes a los puteros. No es lo mismo comprar pan que un instrumento para eyacular"

Amelia Tiganus es una activista feminista, nacida el 11 de marzo de 1984 en Galati, Rumanía. A los 17 años llegó a España tras ser comprada por un proxeneta. Tras cinco años de explotación sexual -de 2002 a 2007- logra salir del sistema prostitucional. Es autora del libro 'La revuelta de las putas. De víctima a activista' (2021) en el que, además de narrar su experiencia, defiende el abolicionismo como camino para enfrentar la prostitución y combatir la trata de mujeres y niñas. Amelia ha conseguido rehacer si vida en Euskadi. Además de escritora, también es formadora en varios cursos y talleres de sensibilización y prevención la prostitución y la violencia sexual. En los últimos años, ha recibido varios premios y reconocimientos a su labor en pro de los derechos humanos de las mujeres y las niñas, como el ‘Reconocimiento al compromiso mostrado por lograr una sociedad libre de violencia contra las mujeres’ entregado en 2019 por el Ministerio de Igualdad y el Gobierno de España. Y este sábado, recibe el Premio Mulleres en Acción 2023. 

 

P- Un reconocimiento a tu “compromiso, valentía y determinación en combatir la trata y la explotación sexual de mujeres y niñas”. ¿Cómo sienta un premio como este?

R- Un premio como este me llena de energía. Y de alegría también porque en esto de dar, dar y dar; de luchar, luchar y luchar solo el reconocimiento de mis compañeras me nutre y me da fortaleza. Esto es el impulso que necesitamos en una lucha tan importante para todas las mujeres.

P- ¿Conocías la Mostra y el trabajo de Mulleres en Acción en Cangas?

R- Honestamente debo decir que no lo conocía, pero al descubrir la trayectoria, recorrido y la importancia de la Mostra me sentí doblemente orgullosa de poder compartir tiempo, espacio y formar parte su historia. En ‘Mulleres en Acción’ vemos a mujeres revolucionarias que se posicionan en el arte y otras disciplinas. Mujeres que hacen un trabajo que ofrece no solo belleza, sino que también politizan con lo que hacen y con lo que ven. Todas tenemos algo en común: no nos conformamos con ser musas. Queremos ser las protagonistas y también las antagonistas de la historia.

P- Con 17 años fuiste captada en Rumanía y vendida a un proxeneta español siendo obligada a malvivir en clubes de alterne durante años. Te refieres a estos lugares como “campos de concentración de mujeres”. ¿Cómo es posible que todavía existan?

R- Esta es la pregunta que nos repetimos las mujeres feministas. Creo que ahí entramos en un terreno importante de analizar porque la prostitución forma parte de industria globalizada, del crimen organizado. No solo se trata de explotación, sino también de crimen organizado, muchas veces institucionalizado. La prostitución mueve 5 millones de euros al día en España, que es el mayor consumidor de prostitución del mundo, después de Tailandia y Puerto Rico. Son hombres que pagan por penetrar a una mujer en concepto de ocio y diversión. Es una esclavización. Son los puteros los que financian al crimen organizado. Su brazo ejecutor. Los que generan daños terribles a las mujeres, físicos y psíquicos.
Sobrevivir a estos campos de concentración de mujeres, si no nos matan o nos suicidamos antes, ya es un logro. En estos lugares se sigue destruyendo la vida de mujeres y niñas del sur global, del este de Europa, … Rumanía es el mayor exportador de esta “mercancía”. Pero también aquí pasan cosas. Cada vez más jóvenes son captadas e introducidas en el mundo de la prostitución y pornografía a través de redes como Instagram u OnlyFans. Se aprovechan de la vulnerabilidad de nuestras hijas. Cuando son adolescentes y muy jóvenes quieren transgredir y ser libres. Y a esas edades es muy fácil que alguien te manipule si te prometen que yendo con ellos vas a ser libre.

P- En cuanto a los hombres que demandan prostitución tienes unas categorías elaboradas de “clientes”, puteros. ¿Cuáles son?

R- Primero debemos aclarar que no son clientes, porque no es lo mismo comprar pan o leche que comprar un instrumento para eyacular. Son puteros y los he discriminado en tres categorías en función de cómo nos tratan:
Por un lado, los ‘puteros majos’: no solo buscan satisfacer su deseo sexual, sino también su deseo emocional. Quieren que hagamos como una representación de lo que es una novia amorosa y cariñosa. Por un billete no solo quieren sexo, sino que también quieren comprar afecto o reconocimiento. En la prostitución, lo más buscado son prácticas o muy violentas o una experiencia “GirlFriend”. Igualmente te están esclavizando porque tienen dinero, algo que a él le sobra y a ti te falta.
Otro sería el ‘putero macho’, que busca reforzar su masculinidad en base a las mujeres que penetra. Van de buenos amantes. Pagan por esa fantasía de macho ibérico, de que él satisface a mujeres con ríos y ríos de orgasmos. Para ellos, las demás mujeres son monjas que no los aprecian. Son hombres que replican lo que hay en el porno, que para nosotras es algo que para nada está ligado al placer.
El tercer putero es el ‘sádico’. Quiere ejercer sadismo sin que eso repercuta sobre su vida. Sin ser interpelado. Para esos puteros, los clubs de alterne son lugares libres de feminismo donde llevar a cabo prácticas denigrantes, violentas y satisfacer sus deseos de forma impune a cambio de un billete. Esta es la doble vara de medir de esta sociedad capitalista. Si hay dinero por medio, todo vale.

P- Y todos ellos tienen en común... 

R-... que son machistas y piensan que las mujeres estamos para satisfacer sus deseos. Además, parecen no tener claro que el derecho de querer satisfacer sus necesidades acaba donde empiezan los derechos humanos de otras personas.

P- Se intenta suavizar la prostitución utilizando el eufemismo de “industria del sexo”. ¿Estamos blanqueando las atrocidades que hay detrás del sistema prostitucional?

R- Sí. Con este concepto de trabajo sexual estamos diluyendo lo que representa esta realidad. Este conflicto de trabajadoras sexuales nace de proxenetas que intentan pasar por respetables empresarios del sexo y de la noche.

P- Hablas sin tapujos del Estado proxeneta. ¿Qué papel juegan los gobiernos en la pervivencia de la industria del sexo?

R- Los gobiernos no van a actuar si la sociedad no lo exige. Tenemos que seguir luchando para parar estos campos de concentración de mujeres. Aunque no lo creamos, hay un lobby proxeneta que actúa en los sitios de poder haciendo presión. Chantajeando a los propios políticos con informaciones. Hay decisiones que algunas veces se toman en los propios puticlubs. Este tema ya hemos conseguido que esté en la agenda política. Ahora hay que llevarlo a la agenda social. Que padres, profesores y toda la sociedad vea cómo se manipula a los niños para convertirlas a ellas en putas y a ellos, en puteros. El crimen está en casa y en los bolsillos de nuestros hijos. Debemos criar a nuestras criaturas para que puedan ser personas y no cosas.

P- Gracias a tu activismo, muchas personas han empezado a reflexionar sobre la prostitución. ¿Cómo valoras esta experiencia?

R- Tiene sus cosas buenas y malas. Estar tan expuesta al final pasa factura. Nosotras sabemos lo que cuesta compartir algo así. Contar cosas denigrantes nos sacude por dentro. Pero estoy muy agradecida porque la gente, cuando me ve y me escucha, aprecia mi presencia y el esfuerzo intelectual que he hecho. Lo que recibo a cambio de contar por todo lo que he pasado es muy bueno. Porque se crea como una capa de protección. Cuanta más gente me conozca más protegida estoy.

P- ¿Sigues teniendo miedo?

R- Yo he vivido sin miedo durante mucho tiempo. Cuando todo es miedo nada es miedo porque tienes que salir adelante. En los últimos años estoy volviendo a la vida gracias a la terapia. Soy consciente de los riesgos a los que me enfrento. Porque viajo muchas veces sola y sé que es fácil sacarme de la carretera. Estoy tocando y hablando de cosas relacionadas con el poder. Soy consciente de todo ello, pero sigo adelante empujado porque mi mayor deseo es que ninguna niña ni mujer tenga que pasar por lo que yo he pasado.

P- “El feminismo me salvó la vida”, aseguras. ¿Cómo y por qué?

R- No es que me sacara físicamente del puticlub. Descubrí el feminismo con 30 años, ya fuera de los clubs, y descubrí que mi historia no solo era mía sino una historia tremendamente política. Se me quitó un enorme peso de encima y me deshice poco a poco del miedo, la culpa y la vergüenza. Fue un momento determinante para decidir que iba a dar la cara y que iba a hacer algo para acabar con los campos concentración en esta sociedad. Y esta decisión dio sentido a muchas cosas.

P- "Después de cinco años colapso, tuve que asumir que tenía que salir de ahí porque ya no podía hacer el papel de la puta feliz". ¿Puta feliz no es un oxímoron?

R- Para nosotras es un oxímoron, pero ellos pagan para ello. En la prostitución, tienes que hacer todo con una sonrisa en la boca, de ahí la frase ‘mujeres de vida alegre’ para referirse a las prostitutas. Para los proxenetas es un negocio y los puteros dicen que para amargadas ya tienen a sus ‘parientas en casa’. Nos utilizan a unas y otras porque el mundo se lo permite. Tenemos la presión de estar siempre alegres y hacer la performance de puta feliz. Cuando no la haces, te echan porque ya nadie va a pagar por ti. Pero en tu lugar van a entrar otras jovencitas que creen que en un par de años van a cambiar su vida para bien.

P- Estamos asistiendo a la constitución de gobiernos municipales y autonómicos con hombres y mujeres con responsabilidades políticas negando la igualdad, el machismo y la violencia de género. ¿Te da miedo el retroceso?

R- Por supuesto. Estamos preocupadas y no sé si siento miedo o más bien preocupación. Pero no es ninguna sorpresa, lo veíamos venir. Pero tenemos la esperanza de que ahora estemos más articuladas para hacer frente a esto y encontrar una estrategia más eficaz. Da miedo porque estos días he leído que en una concejala de Cultura de Vox prohibió la representación de una obra de Virginia Wolf. El neofascismo ya está aquí, lo tenemos encima.

P- ¿Cómo ves el futuro de las niñas y adolescentes?

R- Lo que vemos es un retroceso absoluto a través del porno. La pornografía está haciendo un daño incalculable y no sabemos las consecuencias reales. Estas criaturas están expuestas a imágenes pornográficas desde los 8 años y hay quien piensa que no se puede alcanzar el placer sin causar destrozos en las mujeres.

P- Un mensaje positivo para acabar esta charla…

R- Algo positivo es que creo que cada vez hay más consciencia de lo que es el feminismo. En el año 2018 se abrió el feminismo a toda la sociedad incorporando a muchas personas. Existe más participación, interés y conocimiento y somos más y más las que nos plantamos para que esta sociedad cambie y sea más justa.

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