Cristina Samaniego: "El actor debe bajar sus pensamientos al cuerpo y convertirlos en acciones"
Cristina Samaniego es un torrente de vitalidad. Un chute de energía verbal que anima a emprender nuevas aventuras y a perder cualquier tipo de complejo. Actriz, pedagoga y directora teatral, Samaniego tiene formación académica suficiente como para ser una gran maestra. Titulada Superior por la Real Escuela Superior de Arte Dramático de Madrid, R.E.S.A.D. y Diplomada en Geografía e Historia por la Universidad de Cantabria, en 1990 comienza una ardua investigación sobre lenguaje escénico y pedagogía teatral.
Entre el 6 y el 9 de julio, esta artista polifacética estará en Cangas impartiendo el taller ‘Hacer visible lo invisible. Un camino de creación’, una inmersión en el trabajo de preparación del/la intérprete poniendo el foco en el desarrollo de su expresión física y vocal, la claridad de sus acciones físicas y la creación de composiciones individuales. La inscripción está abierta hasta el 23 de junio.
Samaniego es s cofundadora del Laboratorio Internacional de Teatro T.N.T. (Sevilla), realizando una intensa actividad actoral en festivales de países de todo el mundo como Brasil, Portugal, Cuba o Australia. Simultáneamente desarrolla su propio proyecto de investigación sobre pedagogía teatral dirigiendo programas de formación de larga duración dentro del laboratorio TNT y planteando diversos enfoques intensivos sobre el estudio de la Dramaturgia del Movimiento, el Training Psicofísico y Vocal del actor y la Expresión Verbal en otros Centros públicos y privados de dentro y fuera de España.
¿Por qué el título ‘Hacer visible lo invisible’?
Normalmente, en los talleres de pocas horas y días se enseñan herramientas básicas de training o pequeños montajes y siempre se ven las cosas de la misma manera, sin tener la oportunidad de pormenorizar en aspectos que son interesantes e importantes. Con este taller, he ido a algo que creo que es esencial. Después de 25 años impartiendo talleres, he comprobado la necesidad de profundizar más. De descubrir las intenciones que hay ocultas detrás de los sonidos y las palabras. Armar las intenciones desde dentro.
¿Y eso cómo se consigue?
El actor tiene que sentir las cosas vívidamente. Usar palaras que ya vengan cargadas de intención y emotividad. Y lo mismo con las acciones El cuerpo solo se mueve en función de lo que dices. Únicamente experimenta cuando lo que sientes baja de tu mente. Nuestro cuerpo se mueve en función de cómo hablas, igual que pasa en la vida real. Y va a depender de lo que queremos conseguir. De si pretendemos engañar, engatusar o convencer. Y, dependiendo de eso, cambia todo. El tono y la inflexión de nuestra voz, el ritmo, … Todo parte de dentro. Es un trabajo holístico de dentro hacia fuera.
¿Cómo empezó tu pasión por la investigación de técnicas actorales?
Yo soy un poco rara. Empecé a investigar sobre las herramientas del actor muy joven, con apenas 20 años. Siempre me interesó mucho el aprendizaje y el método Stanislavski era el más común. Sin embargo, para mí todo cambió cuando conocí las enseñanzas de Jerzy Grotowski, que transmitía un concepto más místico. Él profundizó mucho en las herramientas y en cómo se trabaja con los actores en oriente, con técnicas y un trabajo que convierte al niño en un ser capaz de dominar su cuerpo y su voz a un nivel increíble. No se forman actores, sino maestros. Y la maestría es lo que quiere ver el público.
Esa forma de entrenamiento no es una técnica demasiado común, ¿verdad?
Grotowski se quedó fascinado por la cultura oriental y su forma de entender el trabajo actoral. Extrajo de allí muchos conocimientos que trajo a Europa creando una forma de entrenamiento integral. Todo en un todo orgánico. Yo leí esto y me vinculé a los laboratorios de investigación. Es algo increíble porque hay maestros de las artes escénicas de todo el mundo y se estudian las herramientas del uso de cuerpo y de la voz en situación de actuación. Se trata de transmitir principios básicos que están en cualquier proyecto y después se desarrollan escénicamente en cada obra.
Al hablar del trabajo actoral, parece que siempre lo vinculamos a un trabajo intelectual. Pero el trabajo físico ¿hasta qué punto es importante?
Absolutamente primordial. Cuando te sientas como público en una obra, tú ves cómo se mueven los actores y actrices. Si estás viendo la representación de ‘Tío Vania’, ves al actor que interpreta al protagonista. Aunque no habla, está moviéndose por el escenario y eso nos transmite muchas cosas. Si tú, como espectador, notas algo ya has entrado en la obra antes de que sobre el escenario se haya abierto la boca.
La forma de caminar si estoy ofendido, si tengo miedo, si aborrezco a esa persona que tengo que conquistar... Cuando un actor empieza en la profesión casi siempre pasa lo mismo. Tienen el papel en la mente y empiezan hacer aspavientos. Pero eso no funciona porque en la vida real no es así. Hay que bajar tus pensamientos a tu cuerpo y convertirlos en acciones. Las acciones son movimiento. Peso, espacio y tiempo. Por mucho talento que tengas, siempre tienes que educar tus acciones.
¿Es difícil educar tu cuerpo?
Con un buen entramiento aprendes a conocer tu cuerpo. Yo puedo seguir enseñando hoy en día y casi haciendo los mismos ejercicios que al principio porque cuido mi cuerpo. Mi voz tiene ahora más graves y agudos que cuando era más joven. Antes mi voz salía a pleno pulmón y ahora he ganado en resonancia. Aprendí a saber cómo hacer mejor las cosas. Eso es técnica, experiencia y comprensión. Hay que trabajarlo.
¿Has estado alguna vez en Cangas?
Nunca y tengo muchas ganas de ir. Conozco Galicia y tengo ahí mucha familia por parte de madre y padre. Siempre que he ido, me he sentido como en casa, como si perteneciese a ese lugar.
¿Y de la Mostra habías oído hablar?
Había oído hablar de ella y estoy encantada de poder participar este año. Seguro que será una experiencia increíble.