Diego Seixo: “Tengo la sensación de estar recibiendo un gran abrazo de toda la familia que lleva adelante esta muestra”
Esta entrevista con Diego Seixo, como cualquier conversación con él, rezuma humor, ironía e inteligencia. Este artista moañés es el creador del cartel de esta 40 edición de la Mostra. Vinculado de una forma o de otra desde su niñez al mundo del teatro, Seixo habla con orgullo y cariño de la “gran familia” de la MITCFC, de los secretos de su cartel, del “comercio de proximidad” también en el arte,... Y también de whisky, cerveza y Bitter Kas.
¿Qué supone para ti el encargo del cartel de una edición tan importante como la número 40?
Aparte de que ambos cumplimos años a una velocidad absurda, es todo un honor. Tengo la sensación de estar recibiendo un gran abrazo de toda la familia que lleva adelante esta muestra. Cuarenta ediciones celebradas ininterrumpidamente son palabras mayores para cualquier evento, más cuando sabes que todo viene de la voluntad de un grupo de personas que actúan desinteresadamente, hablo de lo económico, porque interés ponen suficiente, son tozudas.
Fuiste también el creador del cartel de la XXXIII Mostra, en 2016. ¿Cambiaron mucho las cosas en el mundo del teatro y de las artes plásticas en estos años?
Mantenemos un rumbo firme, seguro que Einstein podría formular perfectamente la Constante involutiva de atención institucional a las expresiones artísticas… habitamos un país con una producción cultural exportable pero que no importa. Biológicamente es un misterio, parece que los organismos oficiales pueden sobrevivir prescindiendo de algunos de los órganos fundamentales, estoy descartando dentro de estas carencias los pulmones, el hígado y los riñones.
Háblanos de tu vínculo con el teatro...
No puedo concebir mi trayectoria artística -tampoco la vital- sin el teatro: sobre los 12 años hice mi primera colaboración con Teatro Aurin, fundada por Pedro Pablo Riobó; en la adolescencia fundamos Teatrofia en el instituto (éramos lamentables, pero gente voluntariosa). En ese punto nace mi relación de amistad con los que después resultarían excelentes actores como Fran Paredes o Santiago Cortegoso -también autor y director- y con Salvador del Río, quien ya entonces era un actor consagrado que siempre estaba dispuesto a apoyarnos. Cuando finalizo los estudios fuera de Galicia, Salvador del Río, Fran Paredes, Santiago Cortegoso y el músico Alberto Barreiro (el Warren) me invitan a entrar en Llullu Teatro, proyecto que particularmente sirvió para introducirme en la escena profesional. Desde entonces he participado en unas cuarenta producciones teatrales con Llullu, Aurín, Teatro de Ningures, con las Aulas de Teatro de la Universidade de Vigo y con Ibuprofeno Teatro, desarrollando distintas tareas en todo lo relacionado con los aspectos visuales de las producciones. También colaboro con Escena Galega y con el proyecto Escena Norte. Con la MITCFC inicié mi relación profesional en 2011, aunque mi primer recuerdo es del principio de los 90, descargando escenografías.
¿En qué te inspiraste para hacer este cartel?
Lógicamente, en el teatro y en la comedia. Tenía claro que quería retomar el personaje del cartel de 2016 y someterlo a una nueva situación extravagante; “escribir” un nuevo capítulo. Un día, cuando ya tenía la escena completamente cerrada, trabajando en otro proyecto me di cuenta de la coincidencia entre el interior de una lámpara y la cuerda floja del funambulismo (estaba completamente sobrio, prometo) …el resto vino solo.
¿Buscas transmitir algo en concreto?
Nunca busco transmitir algo concreto, para eso hay otros lenguajes más efectivos, lo planteo más bien como un juego con la persona que observa. Busco que esta persona complete su relato, su cuento, su gag. Yo tiro las cartas aunque es cierto que están marcadas, en este sentido soy un poco tramposo, algo así como un tahur.
El cartel agacha algún que otro secreto, como un guiño a la ‘Alicia’ de Lewis Carroll. ¿Por qué elegiste esa figura inspirada en Humpty Dumpty que aparece en tus dos carteles para la Mostra?
Más que una inspiración fue una convergencia, el huevo siempre formó parte de mi iconografía, bien por su simbolismo o bien por su aspecto formal. Piensa en ese cuerpo tan perfecto, tan sencillo, en su fragilidad y en su equilibrio casi imposible. El personaje del cartel de 2016 ya era un huevo transformado en un resorte sorpresa, al llevarlo a la cuerda floja me di cuenta de que estaba haciendo una nueva versión del personaje sobre el muro que ya Carroll recuperara de una canción infantil inglesa.
¿Algún otro misterio que nos ayude a leer mejor la ilustración?
Está de actualidad la desaceleración de la rotación del núcleo terrestre, pero no aporta absolutamente nada a este tema. Cualquier lectura será la mejor, es una cosa muy íntima entre el cartel el público, prefiero no entrometerme.
Como artista, ¿qué opinión te merece que la Mostra busque el talento de creadores gallegos para elaborar los carteles cada año?
Soy defensor del comercio de proximidad, es una fórmula con la que nos irá a todas e a todos mucho mejor. Esto me lo dijo Alicia (la de la plaza de abastos, no la de Carroll) y ante la insentatez las dos Alicias siempre tienen razón.
Este año también vas a comisariar una exposición que recoge los carteles de todas las ediciones anteriores. Aunque no sea políticamente muy correcto decirlo, seguro que tienes uno o varios que son de tus preferidos…
Para ser cauto, y de paso evitarme unas tortas, hablaré solo desde el punto de vista de la emotividad. Siento especial cariño por los carteles de la octava y de la décima muestra, el de Sito Iglesias y el de Manolo Ballesteros, ambos amigos que ya no están y que fueron en gran medida los que establecieron mis primeros vínculos con esta muestra cuando yo era muy joven, así recuerdo ayudar a colorear a Manolo el cartel de 1993 mientras este maldecía el momento en que se le ocurriera dibujar tanto ladrillo, yo reía y Sito pedía calma. Tomamos whisky.
También tengo buenos recuerdos por la proximidad durante el proceso creativo con las piezas de Luz Beloso, en 2020, y la de Leandro Lamas, en 2021, sin olvidarme del cartel de 2013, el de O Pastor, ese redondelano al que es imposible no tenerle afecto. Tomamos cerveza.
Finalmente, estoy muy satisfecho por la recuperación para el sello conmemorativo de esta edición del “bicho” original que Manuel Pizcueta ideara como logotipo para la MITCFC en 2004, cerrándose así el círculo en una especie de justicia poética. Tomamos Bitter Kas.