Silvia Garzón: "La obra 'El Avaro' es una explosión de energía"
Silvia Garzón es una de las actrices referentes de la compañía Atalaya y del teatro andaluz. Hoy la podremos ver sobre el escenario interpretando el personaje de Cayetana de la obra 'El Avaro', de Molière. Esta interpretación le ha valido el galardón de Mejor Actriz en los Premios Escenarios de Sevilla, reconocimiento que ya había recibido por su papel en ‘Elektra.25’. Con ella hemos hablado de su gran pasión, el teatro, un oficio en el que lleva siendo feliz la mitad de su vida.
P- Este año la compañía Atalaya visita Galicia para estrenar la obra ‘El Avaro’, una de las obras maestras de Molière y uno de sus últimos textos. Esta es la tercera vez que Atalaya actúa en la Mostra, la última en 2009 con ‘Divinas palabras’ de Valle Inclán. ¿Tienes algún recuerdo?
R- SÍ, en El Avaro conectamos con el público a través del humor. No hay nada más sano que vernos reflejados en ciertos personajes a través del humor. Redescubrirnos y, ¿por qué no?, reírnos de ello. El humor cura. ‘Divinas Palabras’ fue un montaje que cobró vida en el año 1998, y años más tarde lo remontamos para llevarlo de gira a municipios que lo demandaban, donde no se había representado. Ricardo Iniesta (el director de la compañía) me comentaba que estuvieron presentes en la primera Mostra con ‘Pa jartarse de reír’, uno de los primeros montajes de la joven Atalaya allá en los años ochenta.
P- ¿Qué se conoce de la Mostra de Teatro de Cangas fuera de los escenarios del norte?
R- Es una Mostra conocida en el ámbito de la comedia, de eso no hay ninguna duda. Y con una programación y unos eventos excelentes. Nos sentimos muy orgullosos de poder participar en ella este año. Son 40 años de Mostra y es un valor añadido la serie de eventos que programa, como las “Jornadas de Mujeres en Acción”. Una programación necesaria que lleva más de 20 ediciones.
P- Con más de 20 años en la compañía, te has convertido en una de las actrices referentes de Atalaya y del teatro andaluz. ¿Cómo ha sido la evolución de la compañía en todo este tiempo?
R- Más de 25 años ya, sí. Son muchos años, la mitad de mi vida. Unas 1.520 funciones. No las cuento yo, las tiene bien en cuenta Ricardo iniesta. Nos hace una especie de homenaje cuando cumplimos las mil, y ahora espero que recuerde que llevo 500 más…jajaja.
Entré en el Laboratorio de TNT en su tercera edición, en el año 1998. Atalaya habitaba su segundo espacio en la calle Curtidurías en Sevilla. Disponíamos de una sala y otra muy pequeñita. Un espacio de camerino y la sala de oficinas. Ricardo gestionaba junto a su equipo las giras de Atalaya y el comienzo del proyecto de Laboratorio TNT. Ahora, 25 años más tarde, disponemos de nuestro propio teatro en Pino Montano, con un espacio de más de 300 butacas y una sala donde se programan espectáculos. Videoteca, biblioteca, camerinos, un espacio alternativo para entrenar y ensayar, un aula, aparcamiento, cocina y una gran zona de oficinas.
Disponer de este espacio hace que podamos realizar proyectos muy diversos. Uno de los primeros fue el proyecto de inclusión social a través del teatro con las mujeres del asentamiento chabolista El Vacie. Comenzamos de cero, con un proyecto pedagógico que realizó mi hermana Marta Garzón y con el empuje de Ricardo Iniesta. Conseguimos que se aprobase en el ayuntamiento y fuimos llamando a las puertas de las chabolas, literalmente: Isabel Garrutxo (Asuntos Sociales), Ricardo Iniesta, Marta Garzón y yo. Estuvimos cuatro años trabajando con mujeres y adolescentes hasta que surgió el montaje de ‘Bernarda Alba’ y continuamos seis años más. Fue emocionante, una experiencia de la que aprendimos muchísimo.
Ahora se realizan proyectos europeos como el CARAVAN, certamen de nuevos investigadores como el CENIT que va por su XV edición, la CINTA cita de innovadores del Teatro Andaluz que va por su VIII edición, el Laboratorio TNT se ha ampliado a 2 años, y contamos con más de diez compañías residentes que provienen de actores y actrices que han realizado el Labotario.
P- ¿Y cómo has evolucionado tú?
R- Veinticinco años de tablas…Podría decir que ahora sé lo que quiero y lo que no quiero. Me apetece más que nunca disfrutar mucho más de las giras, de los procesos, de la investigación. Creo con mayor fuerza en hacer de mi espacio de trabajo un lugar sagrado, como un templo. Y los templos tienen que ser cuidados con mucho respeto, con mucho mimo. Me afirmo más que nunca en los valores que sostienen mi camino, la honestidad, la generosidad. Entiendo el grupo de teatro como un barco velero, todos tenemos una función importante, estamos juntos en medio de un mar que puede ser sosegado, pero si entramos en una tormenta, va a depender de nuestras habilidades que el barco no haga aguas. Aprecio más que nunca el esfuerzo que se hace desde la oficina para que nuestro trabajo funcione, y aprecio más que nunca el tesón que tenemos cada uno de los componentes del grupo. A veces resolvemos ciertas dificultades inesperadas dejándonos la piel. Muchas veces pienso que somos fuertes y persistentes, sin embargo, tenemos nuestras debilidades y es normal. Somos personas vulnerables y es en esos momentos de vulnerabilidad es donde los valores personales afloran y surge el cuidarnos entre nosotros. Cada uno de los actores que formamos el grupo tenemos unas habilidades que hemos ido desarrollando y que hace que nuestro trabajo vaya creciendo.
P- Tu papel como Cayetana en ‘El Avaro’ te ha valido el reconocimiento como Mejor Actriz de los Premios Escenarios de Sevilla. ¿Cómo es interpretar a esta peculiar celestina?
R- El premio a mejor actriz con este personaje es un gran regalo. No lo esperaba para nada. Ya había sido premiada con ‘Elektra.25’ tanto en Escenarios de Sevilla como en los premios LORCA, así que no esperaba que de nuevo me llegase este reconocimiento. Que me llegue una segunda vez desde mi ciudad un premio es un orgullo, doy las gracias. Antes de comenzar con esta creación de Cayetana en ‘El Avaro’ habíamos montado ‘Elektra.25’. Lo montamos desde la pandemia en los días finales del encierro. Fue duro para mí porque fue un proceso que viví de una manera muy solitaria. Muchos de los ensayos estaban dirigidos a los coros, canciones, coreografías y a las nuevas escenas. A mí me tocó trabajar sola gran parte del proceso. Y aunque tengo experiencia, nunca es suficiente, jaja. Pero tenía que ser así por organización y tiempo. Y aprendí. Gracias al acompañamiento de Ricardo Iniesta que me hizo entender que podía crear con mis herramientas si la confianza la depositaba en mí misma.
En el proceso de ‘El Avaro’ quería tomarme un descanso, una pausa, pero este personaje comenzó a despertar en mí una sensación muy agradable. Me apetecía muchísimo hacer comedia. No podía perderme esa experiencia. Así que simplemente entraba en los ensayos con unas ganas enormes de descubrirlo desde el disfrute. Y así fue. Ricardo me iba dando rienda suelta. Son muchos años y me conoce bien. Fue muy gozoso. Y es uno de los personajes que más disfruto en escena.
P- Compartes escenario con otros siete actores, capitaneados por Carmen Gallardo. Después de más de un año con la obra, ¿cómo describirías la experiencia?
R- La obra es una explosión de energía. Cantamos, bailamos y hacemos tanto esfuerzo en las escenas como en las coreografías y coros. No paramos. En ‘El Avaro’ cada uno de los personajes tiene momentos muy divertidos. Los disfrutamos. Es muy gratificante ver a tus compañeros desarrollando personajes tan diferentes a los que hacemos en las tragedias.
P- La adaptación del ‘Avaro’ de Atalaya tiene dos ‘rarezas’ que la hacen única. Un montaje en clave de musical y una actriz encarnando el papel del protagonista masculino. ¿Está resultando bien la apuesta?
R- Sí, sin ninguna duda. La clave musical le da al montaje viveza, dinamismo, colores. Al público le encantan las coreografías y las canciones. Y es la segunda vez que Mamen adopta un rol masculino. Ya lo hizo en ‘Rey Lear’. Los dos personajes masculinos que encarna tienen una parte vulnerable y eso sale de su lado femenino. Hay personas que piensan que es un actor y no una actriz. Pero tampoco queremos ocultarlo. Somos un grupo, no una compañía al uso. Y algunos procesos requieren que desarrollemos roles masculinos, como es el caso de nuestra compañera María Sanz, que hace de Caracuajo en ‘Madre coraje’, o yo misma, que hago de soldado. Es una cuestión de jugar con otro tipo de energía y, por supuesto, asentarlo en un trabajo físico y vocal.
P- Además de actriz, desde hace dos décadas formas parte del equipo pedagógico del Laboratorio TNT. Este año, impartes en la Mostra una de las tres partes del taller ‘Tiempo de creación’. ¿Cómo está siendo la experiencia?
R- Llevo desde el año 2006 impartiendo clases en el Laboratorio TNT. Antes de eso acompañaba a Ricardo como ayudante y es ahí donde pude entender ciertos detalles de aquello que había experimentado en el Laboratorio TNT. En los últimos años estoy impartiendo talleres en gira y en otras ciudades. Me están invitando y yo estoy encantada porque es una de las partes de mi oficio que más disfruto. Me encanta compartir en las formaciones con tantas personas generosas y creativas. Veo en cada una de ellas un hilo de donde se puede tirar y extraer oro. Se me pasa el tiempo. Me lo paso pipa.
P- Al igual que la Mostra, Atalaya también cumple este año su cuarenta aniversario. ¿Qué deseo pedís al soplar las velas?
Es un honor poder asistir a la Mostra en su 40 aniversario. Entiendo el esfuerzo que supone mantener con vida y en crecimiento cualquier tipo de proyecto. Lo hemos vivido en Atalaya y veo cada día como Ricardo tira del barco, de la oficina y de todos nosotros. Hay que poner mucha energía y tiempo para que un proyecto como la Mostra crezca y siga brillando. Mi enhorabuena a todos los que han formado parte de ese camino. Mi deseo va a ser siempre el mismo: “Deseo lo mejor para que siga adelante la Mostra muchísimos años más.” Gracias.