Camilo Franco: "El arte que más se parece en cualquier cosa a la vida es el teatro"
Una conversación con Camilo Franco está llena de ironía y de la sabiduría que dan tantos años de oficio. La organización de la XXXVIII MITCFC concede lo Presiono Xiria a la Labor Teatral al narrador, periodista y crítico teatral, Camilo Franco, en reconocimiento a su importante labor como periodista cultural y, particularmente, por el ejercido como crítico teatral. Con él hablamos antes de recibir el galardón y esto fue lo que nos contó:
-¿Cómo recibió la noticia del Premio Xiria a la Labor Teatral?
Aunque parezca una frase tópica, con sorpresa. Me sorprendí porque no es habitual y casi nunca sucede que se premie a un crítico.
-¿Cómo calificarías el trabajo de la Mostra de Teatro de Cangas en estas ya 38 ediciones?
La Mostra, al igual que el resto de los festivales, están haciendo un importante ejercicio de resistencia a favor del público porque el teatro es, sin duda, el más importante. Durante una época, los festivales cumplían el papel de exhibir los espectáculos que no era habituales. Ahora, sin embargo, en muchos casos casi están obligados a programar lo que es habitual, lo que ya tendría que estar en una programación cotidiana. Por varias circunstancias, y no solo por la pandemia, los festivales tienen que hacer este trabajo y asumir las carencias que va dejando la programación cotidiana y, además, tienen el compromiso de traer las obras más extraordinarias.
No debemos olvidar que los festivales y las programaciones teatrales no están para defender a las compañías de teatro, a los actores y a las actrices, sino el derecho de los espectadores de ir al teatro. Había parecido que estos eventos solo le interesaran a los profesionales, pero el derecho es de los espectadores.
-¿Cuál es la relación de Cangas con el teatro?
Cangas tiene un protagonismo particular en esa relación. Todas los pueblos de cierto tamaño, ni muy grandes ni muy pequeños, acaban por desarrollar una relación de identidad y complicidad con los festivales como este. Podríamos decir sin ruborizarnos que las localidades con eventos como la Muestra entienden mejor el teatro. Son espectadores mas adelantados. Entienden más de teatro. Tienen el ojo más acostumbrado.
Cangas, además de desarrollar un trabajo escénico propio, tiene abiertas varias líneas que, además de hablar del teatro, también hablan del que el teatro habla. De cómo se percibe la sociedad, de activismo y todas esas cosas que están en las líneas paralelas en el teatro.
-Narrador, periodista y crítico teatral. ¿De qué manera llegó el teatro a tu vida?
No lo sé muy bien... Yo tengo una vocación muy grande de ser el último mono (risas). Cuando llegué al periodismo, vine que el área que estaba más desatendida era la de Cultura. La crítica teatral era a que más le costaba hacer a todo el mundo. Y ha sentido porque, cuando escribes una critica de teatro, siempre acabas por cruzarte con alguien que hace teatro. Tiene un componente personal un poco menos cómoda, salvo que seas muy, muy amable, que no es mi caso. En mi caso también hubo un poco de empecinamiento o insistencia. Una vez que empecé a hacer crítica teatral, había que seguir.
-¿Qué aprendizajes se pueden extraer del teatro?
¡Uf! Son muchos, pero hay uno fundamental. El arte que más se parece en cualquier cosa a la vida es el teatro. El teatro funciona con los mismos esquemas y las mismas intenciones que funciona la gente ya que está hecho por gente. La mejor manera de aprender algo de la vida sin que te dañe mucho es el teatro. La gente que ves actuar tiene motivaciones humanas. Son personas y personas, sin filtros. El teatro trabaja con herramientas humanas. No hay posibilidad digital de cambiar. No me imagino nada más cerca que la experiencia teatral. Además, se vas suficientes veces al teatro, aprendes la sintaxis de las mentiras y a ver cómo se miente. Se ves trabajar a los actores y actrices, aprendes a distinguir cuándo lo hacen bien y mal y, por lo tanto, cuando te están tangando en una entrevista de trabajo.
Sería muy útil aprender a hacer teatro en la escuela para saber en que está basado el principio de fingir. Los actores y actrices están obligados a fingir de muchas maneras. En el teatro se aprende automáticamente, casi sin ningún sufrimiento, a fingir. Se quieres hacer periodismo político y entender a un político en la tribuna, ve al teatro. El que me asombra es que la gente no vaya más.
-¿Es muy difícil hacer una crítica negativa?
No es difícil. Incluso es más fácil hablar mal que bien. El complicado es que el que dices sea entendido. Hay como una convección de que las criticas se hacen para el director, para los actores y actrices, pero no es así. La crítica se hace para los espectadores. Si alguien leyó tu crítica y va a ver la obra para comprobar si es cierto el que dices, triunfas. Si los espectadores fueron a ver la obra y consideran que en el que dices no tenías razón, ganas también. La función del crítico es que la gente vaya al teatro y piense algo. Que vea una historia y que lo que sucede sea útil en el sentido de la diversión y en el resto de los sentidos. La crítica tiene que servir para distinguir las cosas que han sentido de las que no.
-¿Tiene buen nivel de teatro Galicia?
Hace días que sí... Hay un nivel que es comparable internacionalmente, otro nivel comparable nacionalmente y otro, localmente. El bueno es que Galicia está en todos los niveles. El teatro tiene una característica esencial y es que nada es definitivo. Aquí tenemos buen teatro, la veces es mejor del que se dice y, la veces, peor, pero igual que en cualquiera parte del mundo. Los espectadores en Galicia también tienen que entender, y lo entenderán se so piensan, que la historia no es igual aquí que en Portugal, en el País Vasco o en Cataluña.
Galicia desarrolló mucho más el talento escénico e interpretativo que el resto de los talentos que tiene el teatro, como puede ser lo de los directores. Porque para eso necesitas más tiempo.
En el lenguaje de los futboleros, podría decirse que no haces una selección en un año. Necesitas más tiempo y unas condiciones. El importante es que el teatro gallego avanza y tienen años por delante para mejorar.
-La gente más joven no va mucho al teatro. ¿Cómo podemos corregir esto?
Hay algo en la capacidad de transmisión intergeneracional. Ahora, la franja entre los 14 y los 20 años, salvo excepciones no tiene curiosidad por el teatro. Esto también nos pasó a nosotros anteriormente. El importante es saber que ese distanciamiento no debe convertirse en algo crónico. Que cuándo se van aportando a los veinte años, sepan que el teatro sigue ahí.