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Gabriela Muñoz: “Cuando encontré el clown, fue como llegar a casa”

Gabriela Muñoz es una artista todoterreno que encontró en el clown la horma de su zapato. Con su compañía Chula The Clown lleva años entreteniendo a público de los cinco continentes. Hoy estrena en Cangas ‘Perhaps, perhaps… quizás’, un espectáculo creado en 2010 y con el que ya ha recorrido medio mundo: Alemania, Australia, Bélgica, Brasil, Círculo Ártico, China, Colombia, España, EUA, Finlandia, Francia, Georgia, Gran Bretaña , Italia, Lituania, México, Nueva Zelanda, República Checa, Rumania, y Suecia.

Gabriela Muñoz es una mujer enérgica y divertida con una contagiosa pasión por su trabajo, que la ha convertido en una celebridad. Actualmente vive en Finlandia, pero cuando sale a hacer “trabajo de campo” de un espectáculo, nada mejor que volar hasta su tierra natal, México. ‘Chula the clown’ pondrá el broche final a esta 41 edición de la Mostra de Teatro.

P- ¿Cómo te has quedado al recibir la invitación de actuar en este festival?

Empezamos a hablarlo ya hace cosa de un año y medio. María Armesto [directora artística de la Mostra] contactó conmigo después de haber visto algunas cosas mías. Platicamos de varios proyectos que tengo y creímos que el más viable para Cangas era ‘Perhaps’ por tratarse de un proyecto unipersonal que llevo presentando desde hace 14 años.

P- ¿Cómo nace ‘Chula the Clown’?

Aunque Greta es el nombre del personaje que interpreto, ya casi todo el mundo me conoce por Chula, que empezó siendo mi nombre en redes sociales y que ahora ya es como mi alter ego. El personaje lo empecé a crear con imágenes de un momento muy particular en mi vida. Es un personaje algo decadente y fantasmagórico.

P- ¿Cuál ha sido su progresión?

Con Chula me di cuenta de que podía tocar la realidad y la fantasía. Aunque el personaje piensa que habita en otra época, está muy claro que estamos hablando de algo actual. Empecé a explorarlo a través de la imagen. Mucho del trabajo que hago tiene que ver con la narrativa visual. Me ayuda a contar lo que quiero transmitir. Y así surgió Chula, como un intento de explorar ese mundo visual. Al principio, yo solo quería hacer fotografías. No tenía ni idea de que iba a ser un espectáculo que iba a rodar de esta manera.

P- ¿Qué tiene ‘Perhaps’ para aguantar 14 años en escena?

Es un tema cliché con el que todo el mundo se relaciona. Algo muy accesible. Tiene que ver con el lenguaje de la ‘payasería’, del clown, que rompe con fronteras o límites de idioma, religión, … Es accesible para todo el mundo y donde sea. Durante el espectáculo no hablo. Y es en ese silencio donde intento alejarme mucho de mi propia interpretación del amor para, simplemente, amar en ese momento. Todo el mundo se puede reconocer amando y siendo amado en algún momento de su vida.

P- ¿Cómo es el público que ve tu espectáculo?

Es mi público cabe todo el mundo. No hay ningún problema si hay niños, pero intento alejarme del estereotipo infantil. No es una obra para nada ofensiva para ellos y seguramente puedan seguir la narrativa, pero hay una montaña rusa de emociones con momentos más reflexivos, oníricos e incluso más tristes, que un niño igual no va a entender. Normalmente lo aconsejo para personas mayores de 12 años. Al principio, como la protagonista es una novia vestida como merengue, mi público era muy femenino, pero pronto empezó a diversificarse. Ahora ya no es cosa de ningún género. Se trata de un encuentro con el amor propio, y todos los humanos estamos en esa búsqueda.

P- ¿Ha aguantado bien el espectáculo el paso de los años?

Trata de un tema atemporal, pero a lo largo de estos 14 años he tenido que ir dándole algunos matices, porque mi punto de vista iba cambiando. Voy adaptándolo a mi momento y al momento en general. Culturalmente, muchas cosas se han roto. Muchos paradigmas y tabúes se han caído. El tema de la inclusión, por ejemplo, es fundamental, y he querido entretejerlo en el espectáculo. No quiero tejerlo para hacer check de cosas de las que tengo que hablar porque ese no es mi estilo, pero hay temas que me interesan y sobre los que he hecho alguna reflexión.

P- El personaje de Chula, entonces, ha ido creciendo contigo…

Sí, se ha ido adaptando. En realidad, es una extensión de quien soy yo. Siento que cada vez la conozco mejor y me conozco mejor a mí misma a través de ella. Hay cosas que como persona social y con conciencia social no digo o hago. Sin embargo, siento que con mi alter ego ese filtro no existe. Tengo mucha libertad para experimentar la vida desde otro lugar.

P- ¿Lo tuyo con el teatro es vocación desde niña?

En realidad, no. Es ahora de adulta cuando todo cobra verdaderamente sentido.

P- ¿Cómo era esa niña?

Tuve una infancia hermosa con unos padres muy amorosos. En esa etapa, creaba personajes que han alimentado mucho mi mente, mi corazón y mis contradicciones y anomalías. Y mis padres siempre me escuchaban. De niña, con 6 años, me inventé que tenía una familia en China. Y mis papás alimentaban ese universo. Un día lloré mucho porque mi padre chino había muerto. Me preguntaron cómo me había enterado y les conté que me había llegado la noticia por carta. Tuve que escribir esa carta para hacerlo real. Incluso le hicimos un funeral... Eso tiene mucho que ver con mi universo lúdico y mi poder de imaginar.

P- ¿Pensó inicialmente en estudiar algo relacionado con la interpretación?

Entré a la Universidad para estudiar Letras Hispánicas. No llegué a terminar. En ese tiempo, tuve un maestro maravilloso que me animó a hacer teatro porque él veía algo en mi forma de expresarme, en las cosas que escribía.... Empecé y me encantó. Y como yo no sé hacer las cosas a medias, me dije, “ah, bueno, pues me voy a Londres a formarme”. Y allá me fui a casa de un primo. “Si no me aceptan, regreso a México”, me decía. En la última audición me cogieron y ahí me quedé.

P- ¿Cómo fueron los inicios?

Empecé a hacer teatro clásico, pero sentía que no era por ahí. Muchas cosas de mi camino tienen que ver con la intuición. Sabía que ya estaba muy cerca, pero eso todavía no era lo mío. Me cambié a hacer teatro musical. Me sentía más en mi cuerpo, pero aún no era. Entonces, me encontré con el teatro físico y con las máscaras. Me topé con el clown y todo cambió. Fue como llegar a casa. Todos mis recelos, mis contradicciones, las fantasías que mis padres habían alimentado, … todo cobraba sentido. Recuerdo sentir “esta es mi tribu”.

FOTOS: David Ruano y Chula

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